Perdido en la niebla

lunes, 18 de enero de 2010

Otra vez... siempre igual. Sólo me doy cuenta de su presencia cuando estoy ya en ella; perdido en su cegadora oscuridad. ¿Es ella la que me busca o realmente soy yo quien la persigue? Odio entrar en su juego, porque siempre pierdo. Y no me refiero al no saber por qué calle seguir caminando, ni saber a donde ir. Me refiero a cómo se ríe de mí mostrándome y ocultándome a la gente. Hay veces que se traga a personas que me gustaría ver o tan sólo me las muestra fugazmente... otras, da rienda suelta a su ironía, y recupera a gente que estaría mejor perdida en ella...

Y luego está ella... la que siempre aparece en este mundo borroso haga lo que haga... Pienso en hacía donde me dirigía antes de verla e intento seguir avanzando aunque no vea nada a través de los muros blancos que me rodean. Voy bien. Creo que ahora si que me he orientado de nuevo. Giro la siguiente calle y... no puede ser... ahí está de nuevo. ¿No la había dado esquinazo hace dos calles más atrás? Tras hablar con ella sigo mi camino por las calles húmedas y heladas, tratando de volver a olvidarme de ella... de ella... sí, exacto; de la misma que vuelvo a tener a mi lado de nuevo y que no se muy bien de donde narices ha conseguido volver a salir. ¿No se había ido ya? No entiendo nada... el caso es que sigo mi camino, pero me doy cuenta de algo... todo es lo mismo, pero nada es igual cuando está ella... Y ahí es cuando siempre pierdo mi partida con la niebla, porque es cuando quiero salir de ella, agarrado de su mano... Pero eso no puede ser; porque la niebla tiene sus propias reglas y ella tiene que quedarse aquí. Tengo que conformarme con volver a verla los días de niebla... porque creo que prefiero perderme en ella, que ni siquiera poder volver a verla...